Los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 se reúnen este jueves por videoconferencia para intentar ir un paso más allá que sus ministros y definir con la mayor precisión posible ese Fondo de Recuperación que todos creen necesario pero cuyos detalles traen de cabeza al continente.
La urgencia es relativa en el Fondo de Recuperación. Hay consenso en la necesidad de dar, en cuestión de días, la forma, pero quizás el monto exacto que será necesario pueda esperar hasta saber el impacto global con más precisión. Organismos nacionales e internacionales hacen números, con contracción del 8% o el 13%, temen déficits de dos dígitos y aumentos de la deuda de entre 10 y hasta 20 puntos del PIB.
Pero es un ejercicio nuevo, especulativo. Hasta ahora, las cifras que más se repiten son las de un billón o billón y medio de euros, pero se llega a ella de forma muy indirecta. Podría ser más.
El núcleo de la batalla es el alcance del Fondo de Recuperación, cómo articularlo y sobre todo, financiarlo. Los gobiernos más ortodoxos (Alemania, Países Bajos, Austria o Finlandia) no aceptan eurobonos. Los del sur se niegan a que toda solución sea sólo a través de préstamos, llevando más deuda a quienes menos margen fiscal tienen.
Marco Financiero Plurianual
Así que la fórmula más probable es que el Fondo de Recuperación, esté ligado de una forma u otra al Marco Financiero Plurianual (MFF, en inglés) de la UE, el Presupuesto para el periodo 2021-2027.
Las opciones son infinitas, pero el escenario más probable parece ser a estas alturas un MFF reforzado, con más capacidades de transferencias y de endeudamiento, que potencie programas verdes y digitales, pero mucho menos ambicioso de lo que en el sur reclaman.
Para compensar, además, podría ir acompañado de algún tipo de programa de fomento de la reindustrialización, que puede sin embargo beneficiar más a quienes no son los principales perjudicado
Alianzas
La posición franco-alemana es la clave, como casi siempre. Se percibe más sintonía que hace unas semanas, y Merkel y Macron tratarán de rebajar la presión italiana, cuyo primer ministro, Giuseppe Conte, arrinconado en casa, es el que más alto sigue pidiendo mutualización.
Pedro Sánchez, también sobrepasado en casa, quiere presentar batalla, y la clave serán las alianzas, pero pese a intereses comunes, en el Eurogrupo Calviño se distanció al final de Gualtieri.
No parece que haya fuerza para una entente Madrid-Roma, como en 2012. Pero si no es ahora, no queda claro cuándo puede ser mejor momento para esas alianzas de geometría variable que prometió este Gobierno.
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Fuente: ElMundo.es