La presencia de inversores internacionales en la Bolsa española
sigue aumentando año tras año. A cierre de 2019, los no residentes controlaban
el 50,2% de la capitalización bursátil de las empresas cotizadas españolas, dos
puntos porcentuales más que el año anterior, lo que supone el cuarto récord
histórico consecutivo, según el último informe que ha publicado Bolsas y
Mercados Españoles (BME).
En una década, la segunda del siglo XXI, los inversores
extranjeros han aumentado diez puntos su peso en la Bolsa española, desde el
40,1% al 50,2%. La influencia del dinero extranjero en el parqué nacional ya se
encuentra por encima de otras Bolsas vecinas como la francesa, en la cual, de
acuerdo con datos del Banco de Francia referidos a 2018, la participación
extranjera sería de un 42,2%.
“La mayor internacionalización de la actividad de las empresas
españolas y en particular de las cotizadas en Bolsa ha sido uno de los factores
que ha permitido la brillante recuperación de la economía española tras la
crisis financiera mundial de 2009 y la posterior crisis de deuda soberana en
Europa en 2012″, explican desde BME.
“Las principales empresas españolas no solo han internacionalizado
su actividad sino también su capital y su financiación a través de los mercados
de capitales. También la competitividad tecnológica y la transparencia de la
Bolsa española ha sido un factor de peso que ha consolidado la confianza de los
inversores foráneos”, añaden estas fuentes.
Inversores internacionales
Si bien dentro del grupo de los inversores extranjeros hay
empresas internacionales con participaciones relevantes en cotizadas españolas,
los principales inversores son los denominados institucionales, es decir,
gestoras de fondos de inversión y de planes de pensiones, compañías de seguros
e incluso bancos de inversión que mantienen carteras de acciones.
Entre los datos que subrayan el creciente interés de los inversores
internacionales por la Bolsa española está la presencia en este mercado del
Fondo Noruego de Pensiones, cuya inversión en compañías cotizadas en los
parqués nacionales al cierre de 2019 alcanza los 12.770 millones de euros (que
se completa con una inversión en deuda pública de 6.900 millones de euros).
Otro de los más importantes accionistas institucionales mundiales,
la gigantesca gestora de activos BlackRock, también tiene destacadas
participaciones en empresas cotizadas. Asimismo, están presentes de manera
destacada grandes inversores institucionales globales como el fondo soberano de
Catar o las gestoras Fidelity, Invesco y Capital Group, a través de su filial
Capital Research and Management Company.
Las familias españolas pierden peso
La participación de las familias españolas en la propiedad de
acciones cotizadas de empresas nacionales se ha vuelto a reducir en 2019 y se
sitúa en el 16,1%, un punto menos que el año anterior, el quinto consecutivo de
caída. El dato es el menor de la serie histórica y prácticamente se encuentra
en la mitad del nivel que tenía hace 20 años. La elevada presencia de
inversores individuales o familias ha sido históricamente uno de los rasgos
diferenciales de la Bolsa Española, con un máximo del 33,6% en 1999.
Tras una paulatina caída en los ejercicios siguientes, en la
crisis financiera y económica que se inició en 2008 se convirtieron en un
puntal importante del mercado y aumentaron su cartera de acciones cotizadas.
“El porcentaje actual de la capitalización bursátil en manos de
las familias españolas supone una acelerada convergencia con Europa, donde la
participación directa de los inversores individuales en Bolsa ha sido
tradicionalmente inferior a la de España”, según BME.
Servicios no bancarizados
Por su parte, la participación en la Bolsa española de las
empresas no financieras se situaba al finalizar 2019 en el 20,8% de la
capitalización total de las cotizadas españolas, igual que el año anterior y
casi cuatro puntos por encima de los niveles de 2014.
En la segunda década del siglo XXI, entre 2009 y 2019, la
participación de las empresas no financieras como propietarias de acciones
españolas cotizadas se ha reducido en casi cinco puntos porcentuales, sobre
todo debido a la fuerte reducción entre 2010 y 2014, en plena crisis financiera
mundial y de deuda soberana en Europa.
“En esos años, las empresas no financieras se vieron obligadas a
realizar fuertes desinversiones para reducir su endeudamiento, y su presencia
en el capital de las cotizadas españolas tocó suelo con un 17,1% del total.
Desde entonces y hasta 2019, su participación en la Bolsa ha ido creciendo
hasta consolidarse en cerca del 21% que mantiene en la actualidad”, explican en
BME.
Por primera vez en la serie histórica disponible, la participación de los bancos y las antiguas cajas en la Bolsa española se sitúa por debajo del 3%, en concreto un 2,8% que supone marcar un mínimo desde 1992.
El porcentaje de las empresas españolas cotizadas en manos de entidades bancarias ha seguido una trayectoria descendente, que se inició con el máximo del 15,6% en 1992 y, hasta la fecha, finaliza al cierre de 2019 con un 2,8%. En la última década, entre 2009 y 2019, la caída es de 2,2 puntos; en el conjunto de los años transcurridos del siglo XXI, de 10.
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Fuente: Elpais.com