Las primeras semanas de estado de
alarma y confinamiento de la población supusieron un golpe muy duro para la
economía. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ya lo adelantó señalando
que, con apenas quince días afectados, el Producto Interior Bruto (PIB) sufrió una
histórica caída del 5,2% en el primer trimestre del año.
Eso quiere decir, según la Fundación
de las Cajas de Ahorros (Funcas), que la economía se desplomó un 30% durante
esas dos últimas semanas. O más claro: que, por cada día de confinamiento, el
país perdió 1.000 millones de euros.
“Desde el inicio del estado de alarma y confinamiento hasta finales de marzo, la economía española perdió una media de 1.000 millones de euros por día”, explica a este periódico Raymond Torres, director de coyuntura y economía internacional de Funcas.
Por lo tanto, sólo en el mes de
marzo, el PIB perdió unos 17.000 millones. Una devastadora cifra que pone de
manifiesto la virulencia de esta recesión.
“Y en abril el ritmo se mantuvo al
principio, pero después se ha ralentizado, es decir, que durante la segunda
quincena de ese mes la caída fue menor. Es posible que hayamos tocado fondo y
desde ahora se puede vaticinar un leve incremento de actividad, muy desigual
por sectores”, añade Torres.
Pronostico de Funcas
La propia Fundación de Cajas de
Ahorro ya advirtió de que el país necesitará al menos tres años para
recuperarse de esta crisis en términos de PIB. Hasta 2023, calcula, no se habrá
alcanzado el nivel previo a la pandemia y por supuesto quedará mucho para
recuperar el crecimiento perdido. Y en lo que al mercado laboral respeta, y a
pesar de que los expedientes de regulación temporal del empleo (ERTE) han
evitado que la tasa de desempleo se dispare a niveles superiores al 30%, la
recuperación será igualmente lenta.
El Gobierno reconoce que el nivel
medio de paro seguirá superando el 17% en 2021, muy por encima del 14% en el
que acabó 2019.
Sin embargo, las cifras siempre
pueden ser incluso peores y buena muestra de ello son las de Deutsche Bank, que
en su última actualización de previsiones adelanta una caída de casi un 20%
para este año. Y lo que probablemente es peor, un repunte de apenas un 2,5% en
2021. Se trata de su estimación más pesimista, aquella en la que la contención
de la pandemia se complica, se produce una nueva ola de contagios y, en
definitiva, se hacen necesarios mayores esfuerzos.
Las cifras de la entidad pueden
antojarse un tanto excesivas, pero la posibilidad de que la situación se
complique más si cabe no es en absoluto descabellada.
La Autoridad Independiente de
Responsabilidad Fiscal (AIReF) ya lo advirtió cuando aprobó el cuadro
macroeconómico que el Gobierno remitió a Bruselas, y lo reafirmó en el momento
de hacer público su examen al programa de estabilidad: “Existen riesgos a la
baja elevados asociados a la posibilidad de que se materialicen escenarios
epidemiológicos más adversos”, avisaron.
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Fuente: ElMundo.es