El PIB (Producto Interno Bruto) de Estados Unidos registró en el segundo trimestre del año la peor lectura jamás registrada, con una contracción anualizada del 32,9%.
Así lo adelantó el
propio presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell.
Al menos eso indica
la primera lectura oficial presentada el jueves por el Buró de Análisis
Económico (BEA, por sus siglas en inglés) del Departamento de Comercio del
país, que confirma que, en los tres primeros meses de 2020, EEUU registró un
crecimiento negativo del 5%.
La disminución en el
PIB real reflejó disminuciones en los gastos de consumo personal (PCE),
exportaciones, inversión de inventario privado, inversión fija no residencial,
inversión fija residencial y gasto del gobierno estatal y local que fueron
parcialmente compensados por un aumento en el gasto del gobierno federal.
Las importaciones,
que son una resta en el cálculo del PIB, también registraron caídas.
Los economistas
encuestados estimaban una caída aún mayor, de alrededor del 35%. Ni la Gran
Recesión ni ninguna de las más de tres docenas de crisis económicas en los
últimos dos siglos han causado una contracción tan profunda de la actividad
económica en un período de tiempo tan corto.
El PIB se contrajo
alrededor de un 9,5% en el segundo trimestre con respecto al primero, lo que
equivale a un ritmo anualizado de casi el 33%.
PIB en contracción
Si ponemos en
perspectiva este dato, el peor trimestre durante la crisis financiera de 2008
provocó una contracción del 8,4% del PIB en los últimos tres meses de dicho
año.
Previamente, la
mayor caída trimestral fue del 10% en el primer trimestre de 1958 mientras que
la cifra del segundo trimestre de 2020 se postula como la peor desde que
comenzasen a registrarse estos datos allá por 1947.
No obstante, se
considera que la peor contracción de la historia del país ocurrió en el segundo
trimestre de 1921.
Los precios de las
compras nacionales, un indicador clave para la inflación, cayó un 1,5% entre
los meses de abril y junio, en comparación con un aumento del 1,4% registrado
en el primer trimestre.
El índice de precios
de gastos de consumo personal (PCE) se desplomó un 1,9% después de aumentar un
1,3% entre enero y marzo. Excluyendo alimentos y energía, el PCE subyacente
cayó un 1,1%.
El gasto del
consumidor, el principal motor de la economía, se contrajo en un 34,6%,
especialmente en el sector servicios, donde se registró una debacle del 43,5%.
Los hogares también gastaron mucho menos en bienes, aunque la disminución no
fue tan pronunciada, al caer un 11,3%.
Caída en inversiones
Por su parte, la
inversión de las empresas también sufrió un revés importante. El desembolso en
infraestructura, como las plataformas petroleras, se hundieron un 35%, mientras
que el gasto en equipos se redujo en un 37,7%.
Ambos marcando
caídas históricas. La inversión en nuevas viviendas también se redujo en un
38,7% mientras el nivel de inventarios se redujo en una tasa anual de 234.600
millones de dólares, en comparación con la caída de 80.000 millones de dólares
del primer trimestre.
“El segundo
trimestre de 2020 refleja lo peor de la disminución de la actividad debido a
restricciones económicas relacionadas con el COVID-19.
Sin embargo, las
reaperturas de mayo y junio implican un fuerte repunte en el crecimiento del
PIB en el tercer trimestre, que actualmente ubicamos en alrededor del
26,8%”, reconoce Veronica Clark, economista de Citi.
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Fuente: Eleconomista.es